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sábado, 17 de noviembre de 2012

en 11:51

                                         ¿Es la moda un arte?

La búsqueda de la belleza en la moda hace que el trabajo del diseñador se acerque mucho al del artista. Como éste, el modisto necesita elementos de inspiración para crear; para confeccionar sus colecciones. 

Hay algunos diseñadores que se inspiran en una determinada época histórica (de ahí los famosos revival que recuperan prendas del pasado adaptándolas a la actualidad), en una gama de colores, en unos determinados tejidos...
La moda es un arte; algunos vestidos de alta costura no tienen nada que envidiar a los objetos de orfebrería; en el otro extremo, la similitud entre el estilogrunge y la pintura hiperrealista es bastante evidente.
El mérito de la moda como arte es que, en palabras del filósofo Manuel Fontán de Junco, “ha conseguido tender un puente entre la belleza y la vida. La moda es un arte que se lleva puesto, que se saca a la calle; es un arte de consumo al que todos tienen acceso”.
Y es fundamentalmente un arte humano. Un arte hecho por y para el hombre. El diseñador no viste muros ni adorna perchas, está vistiendo personas humanas con todo lo que esto implica. Por eso, la moda no es sólo una realidad estética sino también ética.


El diseñador no puede olvidar la dignidad de la persona al realizar sus creaciones. La ropa tiene que servir para remarcar esa dignidad; por eso tienen sentido las críticas que se hacen a un tipo de moda que muestra a la mujer como objeto. Con frecuencia las pasarelas se ven inundadas de una moda extravagante que, apoyándose en las transparencias, escotes, líneas estrechas e hiperajustadas más que vestir a la mujer la desnudan. Son muchos los que ven en este tipo de moda un retroceso para la conquista de la igualdad. Algunas pasarelas convierten a la mujer otra vez en un objeto, en un bello animal que se muestra para gustar.
Frente al proclamado ocaso del machismo, estas pasarelas se convierten en reductos en los que se sigue observando a la mujer como un objeto sexual. Machismo que se manifiesta también en la diferente forma de vestir al hombre y a la mujer; en el primer caso se apuesta por la elegancia y el buen gusto, en el segundo, por la sensualidad. El diseñador viste al hombre y desnuda a la mujer, lo cual no deja de ser una paradoja en una sociedad que presume de igualitaria.
Mientras algunos protestan enérgicamente por esta forma de entender la moda, ya que opinan que lesiona la dignidad de la persona -sobre todo de la mujer-, otros alegan que el desnudo puede ser artístico, que puede rebosar belleza, que una modelo semidesnuda en la pasarela no tiene por qué ser necesariamente inmoral.


Que este tipo de moda, tan ligada al erotismo, es sólo un medio de hacer más patente la estética de la persona. Ante este dilema surgen algunas preguntas: ¿Cuál es la valoración verdadera de esta moda actual? ¿No resulta exagerado rechazar estas tendencias? ¿No serán estas críticas ramalazos de un ya superado puritanismo? ¿Existe una ética en el vestir? ¿Y una ética del desnudo?



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